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El Anuario de Conexiones:
Introducción a Economía, Pobreza, Trabajo

 

Los nativos norteamericanos estaban estupefactos ante las extrañas ideas de los recientemente llegados europeos. Una de las ideas más extrañas era el piso - la Tierra en sí - podía ser poseída, comprada y vendida. Para los aborígenes, que lo vieron por ellos mismos, la Tierra, y los seres que viven en ella, como parte de una armonía natural, el pensamiento de comprar y vender terreno era incomprensible, absurdo.

Absurdo era ese pensamiento, no era broma, como los indios de las Américas, y los negros de Africa pronto se darían cuenta. Los blancos no sólo compraron y vendieron la tierra, también compraron y vendieron seres humanos para trabajar la tierra que se apropiaron.

Las ideas que parecían tan extrañas para los nativos, sigue sustentando nuestro sistema económico. A diferencia de la gente 'primitiva' que tomó un rol en la actividad económica para satisfacer las necesidades colectivas, nosotros hemos hecho de comprar, vender y la propiedad individual de las cosas la base de nuestra economía.

Una de las 'cosas' que todavía compramos y vendemos es la mano de obra. En pocos países, increíblemente, la esclavitud y feudalismo persisten. En el resto del mundo, más civilizado, la mayoría de nosotros estamos divididos en dos grandes grupos: la vasta mayoría de nosotros, quienes la mayoría de nuestra vida nos vendemos a empleadores por hora o por semana para vivir, y la minoría cuya fortuna les permite contratar y obtener ganancias del trabajo de otros.

Las decisiones económicas - qué debe ser producido, dónde, por quien y bajo qué condiciones - son tomadas por aquellos con el poder económico, predominantemente corporaciones ejecutivas y oficiales gubernamentales. El resto de nosotros tiene poco o nada que decir.

La naturaleza del sistema asegura que las bases de las decisiones económicas serán 'lo que más importa'. Las empresas que son rentables (generalmente las que generan 'crecimiento') se vuelven más grandes y fuertes; las otras son aplastadas. Si el producto actual o la actividad es racional o irracional, benéfico o inútil, ambientalmente benigno o destructivo, si el producto es un alimento o un arma, no entra en la ecuación a menos que afecte 'lo que más importa'.

Por supuesto, esta no es la manera que debería funcionar. El mercado se supone se asegura que todo acabe siendo lo mejor. El mercado, según dice la teoría, responde a la demanda, la cual refleja las necesidades de todos nosotros los consumidores, haciéndolo la mejor manera de llevar los recursos a donde se necesitan.

En la práctica, no trabaja de esa manera exactamente. Si la gente en Africa está hambrienta porque no tienen dinero para comprar comida, ellos no crean una "demanda" de comida en el mercado mundial y el mercado no produce o les lleva alimentos. De acuerdo con la teoría del mercado, ellos no tienen necesidad de comida. Por la misma razón, el mercado continúa produciendo Mercedes y condominios para los ricos en lugar de casas para los desamparados: el mercado lleva los recursos a donde se harán las utilidades más grandes, no donde la necesidad es más grande.

El mercado tampoco está preparado para suplir las necesidades que no pueden ser producidas como productos genéricos. El mercado no ofrece la oportunidad de comprar calles seguras para transitar, o agua lo suficientemente limpia para beber y nadar en ella, o una comunidad en la cual aquellos demasiado jóvenes o demasiado viejos para conducir pueden viajar con facilidad.

Los resultados son obvios en todas partes: extremos de pobreza y riqueza, extracción de recursos y prácticas de cultivo ambientalmente desastrosas, obsoleta planeación de productos, diseños urbanos que obligan a depender del automóvil y destruye comunidades, trabajadores obligados a trabajar salarios insuficientes bajo condiciones inseguras, escasez de casas económicas, pueblos y ciudades deteriorados, extremos de sobre trabajo y desempleo.

Esto no ha pasado sin oposición. Los sindicatos siempre han unido a la gente para luchar por sus intereses contra los de los patrones y siguen jugando un rol importante en la pelea por mejores salarios, pensiones, condiciones de trabajo, seguridad médica y legislación social. Los grupos anti-pobreza y de derechos de los desempleados buscan mejorar las condiciones de los pobres, cuyos grupos están repletos desproporcionadamente de mujeres, niños, ancianos y las minorías raciales. Los grupos de cooperación en hogares y las asociaciones de arrendatarios son respuesta a la presión del mercado de las casas. Las cooperativas de trabajo y los proyectos de desarrollo económico comunitario cultivan empresas que tratan de combinar la producción socialmente útil con la preocupación por las necesidades de los trabajadores y las condiciones laborales.

Varias de estas respuestas generan preguntas fundamentales sobre para qué - o quién - es nuestra economía, y sobre cómo tomamos las decisiones económicas. ¿Por qué las actividades económicas no deberían justificarse en el terreno de la utilidad social si van a consumir nuestros recursos? ¿Por qué el sistema de impuestos pone la mayor carga en la clase media y en los pobres, en lugar de las corporaciones y la gente rica? ¿Por qué alguien debería 'poseer' los recursos naturales que son encontrados o cultivados en la tierra? ¿Por qué todas las empresas no deberían tener que encargarse de su propia limpieza para no dejar un impacto negativo en el ambiente? ¿Por qué no deberíamos requerirles salvaguardar la salud de sus trabajadores y de las comunidades donde están situadas? ¿Por qué no podemos insistir en darle sentido a la economía, en lugar de simplemente darle riqueza a alguien? ¿Por qué debería haber una clase de dueños diseñada para tomar decisiones que afectan profundamente a miles de personas y comunidades enteras, mientras que aquellos cuyas vidas y futuro están en peligro no tienen nada que decir? ¿Por qué, de verdad, las decisiones económicas no deberían ser tomadas democráticamente, por aquellos que de hecho hacen el trabajo y necesitan los bienes y servicios?

Si estas preguntas sugieren la necesidad de cambios fundamentales, también crean una pregunta más profunda: ¿Cómo se supone que dicho cambio sucederá?

Algunos grupos listados aquí están centrando sus energías en construir alternativas al sistema prevaleciente: compartiendo, redes de trueque, cooperativas, comunidades no lucrativas o empresas en control de los empleados, créditos hipotecarios, uniones de crédito, fondos de inversión 'éticos' y alternativos.

Otros se concentran en al menos aminorar el peor efecto de la presente economía, dado que afecta a los desempleados, incapacitados y pobres, o en ganar un mejor trato en el sistema para las mujeres o las minorías.

Importante como son estas iniciativas, su potencial es inevitablemente limitado por el hecho que el sistema económico como existe tiene un monopolio virtual sobre los recursos de la sociedad, incluyendo el capital, maquinaria, tierra, recursos naturales y energía humana.

El tema se vuelve uno de poder. Para generar el cambio deseado se requiere tener el poder de establecer una agenda diferente y entonces, retar la concentración de poder económico y político actual.

En Canadá, la pregunta ha posado más fuertemente por el (así llamado) Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos, implementado a pesar que la mayoría de los canadienses votaron en contra y por el NAFTA, negociado a puertas cerradas y aprobado con el total incumplimiento de incluso los principios democráticos nominales.

Libre comercio, que de hecho poco tiene que ver con comercio y mucho que ver con la reforma de las instituciones para cumplir con las demandas de las corporaciones multinacionales, es parte de una agenda corporativa más grande definida para establecer un 'capitalismo sin restricciones' y eliminando o inhabilitando que se ponga en su camino. Programas sociales, ambientales y culturales están siendo atacados en el nombre de reducir el gasto público y permanecer competitivo, y los salarios, condiciones laborales, y sindicatos están siendo golpeados por la 'privatización', cierre de plantas, demandas de concesiones y otras demandas.

Tomará un fuerte y determinado movimiento del suelo para subsistir en contra de esto. Un rol crucial en tal movimiento tendrá que ser jugado por los sindicatos, quienes tienen los números, la organización y la tradición de militancia para pelear exitosamente, pero si debe haber esperanza de éxito, el movimiento debe también incluir granjeros, ambientalistas, grupos de mujeres, grupos nativos, inmigrantes y minorías y muchos otros. Una de las claves para construir tal movimiento son actos de solidaridad mutuos, inspirados por el principio que 'una herida para uno es una herida para todos'. Desarrollar tal solidaridad es un reto que debemos enfrentar si nuestros grupos individuales se van a transformar en un movimiento más grande.


Ulli Diemer

Also available in English: The Connexions Annual: Introduction to Economy, Poverty, Work.
Aussi disponible en français: L'Annuel Connexions: Introduction à l'Économie, la Pauvreté et le Travail.


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